Los Guantes en el S.XIX

Los guantes y el protocolo:



Aunque hoy en día los guantes tienen una función mucho más práctica que accesoria no siempre fue así, en la antigüedad  eran sinónimo de elegancia y buen gusto y una mujer no salía de casa sin ellos pues de lo contrario se sentían desnudas.

A principio del s.XIX no se los quitaban por nada del mundo incluso los tocaban instrumentos con ellos, sin embargo existían una serie de circunstancias en las que el protocolo dictaba que por buena educación se los quitasen: como entrar invitado en una casa ajena, ponerse a comer y estrechar la mano a alguien. De hecho no podía besarse la mano de una mujer si esta estaba enguantada o llevaba besamanos. 

Esta obsesión por tan delicada prenda de vestir derivaba del estereotipo de belleza de la época, en la que estar moreno se consideraba de lo peor, por eso se usaban tantos sombreros o parasoles. La tez blanca, delicada, daba a entender que se era de la nobleza, y las manos de una mujer sin mácula o estropicios relacionados con el trabajo eran una de las partes del cuerpo más atractivas de una mujer para un hombre. La palidez también se relacionaba con la pureza y la imagen de la mujer romántica.

.Por la mañana podían usarse los guantes cortos y según avanzaba el día ir aumentando su longitud. Durante mucho tiempo se prefirieron los blancos o de tonos claros, y los materiales más habituales eran de cabritilla o punto, aunque como curiosidad mencionar que los de piel humana estaban muy demandados. El infanticidio era pan de cada día y muchos cadáveres bordeaban las calles consecuencia de las enfermedades y ajustes de cuentas, los médicos cogían los cuerpos para estudiarlos y algunas veces se servían de la piel de ellos para venderlos a curtidores que los transformaban entre otras cosas en guantes, una adquisición muy limitada.

Los colores iban en conjunto al resto del ajuar y la gama de moda durante la segunda mitad de s.XIX era el amarillo palo, el gant jaune, reconocido fácilmente como el color de La Bella y la Bestia. A partir de esta época el blanco deja de estar de moda y se buscan colores más fuertes, como el negro.

Se le daba especial importancia a la forma, colores o bordados del borde de la prenda, sobretodo si rozaba la muñeca, puesto que en un evento donde una joven debiese llevarlos, como una visita a un museo, si un dandy quería besarla en saludo, debía hacerlo justo por encima de la muñeca o se vería obligado a pasar sin él.   Y aunque no se debiera usarlos durante un baile o partida de cartas, por poner un ejemplo, no quitaba que muchas mujeres sí lo hicieran.




Comentarios